viernes, 23 de febrero de 2018

Charlotte tiene la palabra


Auggie es, sin quererlo, el eje central de la saga Wonder. Seguro que lo conoces, un chico que no asistió a clase hasta los diez años debido al montón de intervenciones que le tuvieron que hacer en el rostro.

El director del colegio, el señor Traseronian, pidió a tres chavales que formaran una especie de grupo de bienvenida para que todo le resultara un poco más fácil... Pero ni Julian, ni Jack, ni Charlotte sabían exactamente en qué consistía esa misión. Y de verdad, no iba a resultar nada fácil.

La historia de Wonder es la historia de Augiee, pero también la de Jack, la de Julian, la de Charlotte, y la de Summer... Y la de Ximena, y Savanna... y la de la señora Atanabi, y la del Señor Browne. Y lo realmente bonito, es descubrir que es curioso cómo se entrelazan todas nuestras historias. La historia de cada persona se entreteje en la historia de alguna otra persona, y cada uno la vive de forma diferente, reacciona de diferente manera porque su historia es distinta, y por tanto, el mismo momento se puede vivir de formas muy diversas.

miércoles, 21 de febrero de 2018

Diario de Dan

Si te gusta el Diario de Greg, también te gustará el Diario de Dan. Si no fuera porque el primero nació en inglés, y el segundo en castellano, podría decirse que son casi hermanos, o vecinos... o incluso que Greg y Dan hubieran podido coincidir en el mismo colegio. La idea es la misma: alguien que nos cuenta sus aventuras en formato diario, y que nos vuelve un poco cotillas al fisgar en su día a día. Bueno.... en lugar de sus aventuras, quizá deberíamos decir que nos cuenta sus desventuras, siempre desde una lógica no demasiado lógica... Pura contradicción.

Dan escribe un poco más que Greg, sus diarios tienen más letras...

Pero, planteemos una simple regla de tres: si Greg en pocas palabras cuenta muchas anécdotas divertidas, Dan, con más palabras, debe contar aún más anécdotas que Greg... Y las carcajadas están aseguradas.

El título del segundo libro lo dice todo... Dan no tiene la culpa de ser un incomprendido, ni de que todos los que lo rodean sean un desastre. Es que... ¡no Dan ni una!